Después de todo lo que ha pasado en este bendito país durante los últimos días, uno tiene la necesidad de alejarse quizá de todo lo relacionado con nuestro sector para centrarme  en esas noticias que   cada día nos están salpicando y que ponen  en evidencia la dignidad  del ser humano.

Aunque el  50% de mi nombre se lo debo  a mi abuelo Manuel, no tuve la  oportunidad de conocerlo, murió antes de que yo naciera. Por eso , porque nunca he tenido la oportunidad de hacerlo y porque  creo que me parezco a el en muchas cosas quisiera escribirle una carta abierta..

“  Querido abuelo:

Aunque hace mucho tiempo que te fuiste  me gustaría contarte como es la vida en ese mismo  país que tu conociste. ¿Te acuerdas de tu tierra?  De las Hurdes Extremeñas, de aquellas tierras  por las que paseabas las cabritillas. Ya no tienes que ir en mula  cruzando el monte para ir de un sitio a otro ahora tienes carreteras que unen todos los pueblos y que te dejan  visitar a parientes en el mismo días sin tener que hacer noche en el camino. Eso que las Hurdes eran según  las malas lenguas la zona más deprimida del país.  Pues ahora  los Hurdanos tienen las mismas oportunidades que los Vascos, Valencianos o Catalanes. Es  más durante muchos años hemos aprendido  a valorar y apreciar todo lo que nos unía en lugar de  buscar lo que nos separaba. He de decirte abuelo que eso parece que ahora cambia y que los unos y los otros  vuelven a mirarse su ombligo  y pensar en pequeño en lugar de pensar en grande.

Hasta hace poco abuelo uno trabajaba para que como dice mama el dinero sea esclavo de uno y no uno esclavo del  dinero.  Ahora  parece que todo ha cambiado y   muchos buscan la forma de que el dinero   los convierta en esclavos  sin corazón.

Durante muchos años han sido muchos los derechos que se han conseguido para que todos seamos iguales. Tengas el dinero que tengas puedes ir a la escuela a aprender, no ha trabajar para la madre del maestro y puedes ir al médico sin tener  que  regalarle 2 cabritillas y la leche de  un mes. Ahora aunque no lo creas parece que todos somos iguales.

Bueno abuelo en casi todo , porque la justicia sigue teniendo  categorías.

Vivo en un país en el que  como en tu época, tener un trabajo es cosa de mucha suerte o de un milagro porque lo cierto es que los que mandan   hace mucho tiempo que no respiran el mismo aire que los que trabajamos a diario.

En esta España abuelo,  los maleantes no roban gallinas, roban miles de millones, salen en la televisión  y se mofan de todo el país. Entre políticos corruptos, parientes reales que parecen irreales y  banqueros sin corazón  este país parece anclado en aquel pasado caciquil en el que podían hacer lo que quisieran  simplemente “porque si”.

Ahora abuelo  podemos votar y lo que es más importante abuelo, podemos PENSAR LIBREMENTE  y DUDAR  de lo que queramos.

Este país se llama igual abuelo ESPAÑA. Por mucho que unos quieran no serlo y por mucho que otros estén obsesionados en  imponerlo. Todos somos los mismos Españolitos  a los que nos están haciendo la “púa” que diría un amigo Aragonés que tengo.

Abuelo ahora los bancos son los que mandan. Los bancos  y los que crecen a la sombra  de ellos. Ahora  abuelo entre el estado y los bancos se quedarían tus cabritillas.

Los bancos de ahora no son los Montes de piedad de antes. Ahora la piedad solo la encuentran con cientos de miles de euros  en sus cuentas y embargando el trabajo de muchos españoles.

Hace 6 meses que he sido padre y tu bisabuelo de una preciosa niña que se llama Amelia. Me gustaría pensar que ella crecerá en un país en el que las leyes sean  iguales de verdad para todos y en el que  sigamos siendo un país que sea la suma de muchas diferencias y no la resta de cada uno.

Me gustaría pensar que  crecerá en un país en el que se ponga fin a la dictadura de los mafiosos y gentes sin corazón. Me gustaría que  creciera en ese país que aún en crisis es capaz de ser el más solidario de Europa, en ese país en el que aún hay gente que ayuda a su prójimo.

No se como se me dará la paternidad abuelo, pero si tengo clara una cosa y es que por encima del dinero, de las nacionalidades, de las lenguas, de las religiones, de la condición sexual, del color de la piel o  cualquier otra cosa , intentaré que mi hija sea  buena persona, y tenga el mismo respeto por los demás que tu inculcaste a  mi madre y que mis padres me han inculcado a mí. Espero abuelo que un día mi tataranieta, me mande un email o lo que toque en ese momento y me diga que esto que yo te mando hoy no era una quimera sino que fue una realidad. Gracias abuelo por escucharme , seguro que el día que te conozca tendremos mucho más de lo que hablar… allá donde estemos”